"Me gusta manotear pebetes"

Juan Gabriel Arias es un personaje particular. Sacerdote de la Iglesia Católica e hincha fanático de Racing, se presentó en las últimas elecciones del club para ocupar un puesto como vocal en la Comisión Directiva. Tiene, además, tatuado en su brazo derecho un Cristo con la camiseta de Racing, lo que lo convierte en un cura poco tradicional. Todo esto nos llamó la atención y por eso decidimos pedirle una entrevista. Pese a que seamos un medio partidario del Rojo, aceptó y nos recibió muy amablemente en su parroquia. Aquí lo mejor de una charla imperdible.

-Contanos tu historia.

-Nací en Quilmes. Mi mamá era ama de casa y mi papá plomero. Tengo tres hermanos con los que compartíamos los juegos en la calle. Tuve una infancia normal, aunque mi viejo nos pegaba todos los días y nos hacía limpiar con la lengua la tapa del inodoro si la mojábamos.

-¿Cómo te decidiste a ser sacerdote?

-Cuando era chico iba los domingos a misa a la parroquia San Juan el transa y ahí conocí al padre Maraña, que me dio todo su amor de cura. Después de adolescente tuve una etapa un poco rebelde, pero cuando terminé el colegio entré en el seminario y ahí me consagré a la religión.

-¿Y cómo conjugás tu pasión por Racing con el sacerdocio?

(se ríe) Es muy lindo. Yo voy siempre a la cancha y la gente de la Academia me pide bendiciones o que bautice a sus hijos. La hinchada de Racing es la mejor de todas y la más sufrida. Siempre alienta en las buenas y en las malas, hasta el fin.

-¿Cuáles son tus recuerdos más lindos como hincha?

Por supuesto, el gol del Chango Cárdenas y el campeonato del 2001. Pero también disfruté mucho algunos clásicos, como el día que se cortó la luz o el cabezazo de Allegue. O el día que pasó el avión con el pasacalle, ¡qué plato!

-¿Eso solo?

Y sí. Pensá que con la mentira del pan y el vino y los santos venimos robando más de dos mil años, ¿por qué no con los cuernitos de Mostaza?

-¿Cuántos hinchas de Racing hiciste en tu parroquia?

Uh, cualquier cantidad. Como a mí me gusta mucho estar en contacto con la gente, manotear pebetes y dar caricias, un montón de fieles me confesaron que por mí se hicieron hinchas de la Academia. Es parte de mi actividad misionera.