Un equipo de laburantes

El que vende perfumes vestido de traje cerca de los cines o el que ofrece lapiceras en el Subte A interpelando a su clientela con el "ud ya me conoce" o el que tiene el puesto de pilas a la salida del tren o el ex-drogón que invita pastelillos en el Sarmiento, todos tienen algo en común con el Independiente de hoy: no les sobra un mango.

Si alguien sintetiza esta idea fue quien se llevó la ovación de la noche, el hasta hoy ignoto Martín Gómez, quien vino recomendado por el Burrito Ortega desde Independiente Rivadavia (el lector sacará sus conclusiones acerca de una dirigencia que avala el consejo de un tipo que no puede mantenerse sobrio más de una hora ) y participó de los dos goles; el "¡pelado, pelado!" sabía que esos 45 minutos que le regaló Gallego eran el último tren para jugar en primera y dentro de todo no lo desaprovechó.

Cosas positivas aparecen, si uno compara este equipo con el de la temporada pasada. Se fue Gioda, un salame y encima cagón, y volvió Carlitos Matheu que hoy jugó mucho mejor. No está Herrón y está Acevedo que sin ser una maravilla le da orden al equipo. El flower se fue de joda a Ibiza e Hilario "el pesetero de los esteros" Navarro lo reemplaza muy bien. El gran silbado de la noche, Federico Higuaín, por suerte no está más y Walter Busse sorprendió por las ganas que puso, pese a la cara de tierno que tiene.

¿Lo que viene? Una tríada complicada: Estudiantes-Vélez-Blanqui. Esperemos que el Tolo aproveche estos días para poner en forma al Cuqui Silvera y ahí, quizás, ¿quién sabe?, tomemos el cielo por asalto, como proponía el gran León Trotsky.