El recuerdo no empaña la traición
Digamos: en la memoria roja está más presente el cabezazo de Pusineri del 24 de noviembre de 2002 que los consagratorios goles de Insúa, Silvera y Pusineri de una semana más tarde.
¿Por qué? El maldito tiempo, que todo lo destruye. Insúa, ya sabemos como nos traicionó (aunque a mí personalmente me molesta menos que haya pasado a Boca que haya emitido humo cual Botnia de La Paternal); Silvera, creo que ya nos metió goles con otras camisetas y Pusineri es un pálido reflejo de lo que fue.
Igual, ¡qué joder!, da para ver los goles otra vez.
¿Por qué? El maldito tiempo, que todo lo destruye. Insúa, ya sabemos como nos traicionó (aunque a mí personalmente me molesta menos que haya pasado a Boca que haya emitido humo cual Botnia de La Paternal); Silvera, creo que ya nos metió goles con otras camisetas y Pusineri es un pálido reflejo de lo que fue.
Igual, ¡qué joder!, da para ver los goles otra vez.
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