sábado, 10 de marzo de 2007

Memoria e historia: solamente te mandamos a la B.

22 de diciembre de 1983. Giusti marca el primero.

Aunque parezca obvio, memoria e historia no son lo mismo.
Un hombre construye su memoria individual por fragmentos. Atroz sería recordar todo lo que nos sucede o tan sólo retener algunas partes de nuestra vida. Uno tiende a seleccionar algunos aspectos de la memoria: de un episodio memorable de la escuela primaria queda la hojarasca, lo más relevante. Y tal vez el tiempo termine borrando la propia verdad de lo sucedido. Los grupos sociales también tienen su propia memoria, construida en base a símbolos, canciones, recuerdos.

La historia es algo distinto. Se supone que es una disciplina científica, que sigue ciertos parámetros para hallar algún componente de lo realmente sucedido en el pasado. Nadie discute que el 9 de julio de 1816 se declaró la Independencia, pero sí cada historiador lo interpreta con su propia perspectiva.

Memoria e historia se retroalimentan. La primera se nutre de hechos históricos concretos para generar algún tipo de identidad o de referencia. Uno puede no haber vivido la dictadura militar, pero a través del conocimiento histórico se construye la memoria en el rechazo al genocidio. Todos estamos de acuerdo en eso.

¿A qué vamos con esto? A que los adláteres de la divisa roja también construimos nuestra propia memoria. Y uno de los momentos clave es el histórico 22 de diciembre de 1983.

Ese día Independiente ganó 2-0 y salió campeón. No solo eso: su rival era el propio Racing, con las incontables opciones de burlarlo de por vida. Pero aún más: no sólo ganó el campeonato, sino el enemigo había descendido una fecha antes. Entonces, si nos atenemos al hecho histórico, Independiente le ganó a un Racing ya descendido. No lo mandó a la B. Salió campeón el mismo día que Racing jugaba su último partido en primera.
Pero no importa el hecho histórico. En la memoria roja quedó el 22 de diciembre de 1983 como el “día que los mandamos a la B”. Buena parte de la identidad roja, aunque no se lo haya vivido por ser un niño o incluso por no haber nacido siquiera, se construye en base al “te mandamos a la B”. No es “te fuiste a la B”. Es haber mandado al descenso al rival de siempre y el mismo día que se logra un campeonato.
Ninguna hinchada del mundo tiene el privilegio de construir su memoria así.
Y eso nos hace más grandes.




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